Hijo mío, no te olvides de mi enseñanza, guarda en tu corazón mis mandamienteos. Porque ellos te colmarán de largos días, de años de vida y de buena salud.
No se aparten de ti a misericordia y la verdad; ponlas como collar en tu cuello, y escribelas en le libro de tu corazón.
Así te ganarás el aprecio de todos y te mirarán con buenos ojos tanto Dios como los hombres. Confía en Yavé sin reserva alguna; no te apoyes en tu inteligencia. En todas tus empresas tenle presente, y él dirigirá todos tus pasos. No tengas por sabio; teme a Yavé y huye del mal; esto sera medicina para tu cuerpo y refrigerio para tus huesos. Honra a Yavé dándole de lo que tienes, ofrécele las primicias de todos tus frutos. Entonces tus graneros estarán llenos y rebosará el vino en tus lugares.
No rehúses, hijo mío, la corrección de Yavé ni te enojes cuando él te castigue. Porque Yavé castiga a los que ama, como lo hace un padre con sus hijos.
Feliz el hombre que ha encontrado la sabiduría, dichoso el que alcanza la inteligencia. Mejor es andar en busca de sabiduria que en busca de plata.
No hay tesoro escondido que te dé mejor provecho, no existe perla más preciosa y no encontraras algo de más valor. Por un lado te da larga vida, y por el otro riqueza y honores. Te lleva por senderos excelentes y por caminos seguros. Es un árbol de vida para quien sabe conquistarla: el que la hizo suya será feliz.
Obra de sabiduría es la tierra que Yavé afirmó; obra de inteligencia los Cielos que él extendió, obra de su saber el mar que dividió y las nubes que destilan el rocío.
Hijo mío, actúa en todo con reflexión y prudencia; no las pierdas de vista. Ellas te darán vida y te servirán de adorno. Entonces caminarás seguro y tu pie no tropezará, No tendrás miedo al acostarte, reposarás y tu sueño te será bueno. No temerás el espanto repentino, ni la agresión de algún malvado.
Yavé estará a tu lado y cuidará que tu pie no se prenda en la red. No niegues un favor al que te pide, siendo que puedes hacerlo. No digas a tu prójimo: "Vete y vuelve". Si hoy tienes lo que pide, no le digas: "Te daré mañana".
No discutas por cosas sin importancia; no metas pleito al que no se portó mal contigo. No admires al hombre violento ni sigas sus ejemplos. Sepas que Yavé aborrece a los perversos y viene a convivir con los justos. La maldición de Yavé está sobre la casa del malvado, mientras que bendice la casa de los justos. Se burla de los que se burlan y reserva a su favor a los humildes.
Al final serán ensalzados los sabios y no habrá sino vergüenza para los insensatos.
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